Mientras el sol se pone en el día del equinoccio de otoño en septiembre y las sombras caen sobre El Castillo, la pirámide que domina el corazón sagrado de la antigua ciudad maya de Chichén Itzá, aparece la misteriosa figura de una enorme serpiente que ondula a lo largo de la escalinata. Es el símbolo de Kukulcán, el dios serpiente emplumada, que regresa a la tierra para traer esperanza a sus seguidores.
Los constructores del antiguo templo alinearon la pirámide, también conocida como la Pirámide de Kukulcán, de forma tan precisa para captar los rayos del sol poniente en los días de los equinoccios de primavera y otoño en marzo y septiembre. Los triángulos de luz y sombra formados a lo largo del lado norte de la escalinata crean la forma de una serpiente, que se une a una enorme cabeza labrada al pie del edificio. Se crea la ilusión de una serpiente gigantesca deslizándose desde los cielos y a través del suelo hacia el Cenote Sagrado. El equinoccio de marzo anuncia la temporada de siembra en primavera para los mayas y el de septiembre la época de recoger sus cosechas.
El equinoccio de otoño cae el 22 de septiembre de 2024, y la serpiente de luz y sombra también es visible los días antes y después del equinoccio, si el clima lo permite. Si planea su viaje para presenciar el fenómeno del equinoccio, agregará aún más magia a su visita, pero por supuesto, hay mucho más que ver que la pirámide. Mientras explora este enorme sitio, que aún continúa excavándose, verá por qué es un Sitio Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Explorando Chichén Itzá
La Gran Plaza
El corazón sagrado de Chichén Itzá está dominado por la Pirámide de Kukulcán, también conocida como El Castillo. Esta pirámide de 25 metros de altura es un reloj solar alineado para capturar los rayos del sol poniente en los equinoccios de primavera y otoño en marzo y septiembre. A lo largo de la escalinata norte se forman triángulos de luz y sombra y aparece la figura de una serpiente, uniéndose a una cabeza de serpiente labrada en piedra a los pies del edificio, creando la ilusión de una serpiente gigantesca deslizándose desde los cielos a través del suelo hacia el Cenote Sagrado. La aparición de esta misteriosa figura es testimonio de la habilidad de los antiguos astrónomos y arquitectos.
La serpiente simboliza a Kukulcán (también conocido como Quetzalcóatl en el centro de México), el dios serpiente emplumada, que regresa a la tierra para dar esperanza a sus seguidores y anunciar la temporada de siembra en primavera y cosecha en el otoño para los mayas.
El Juego de Pelota en la Gran Plaza es el más grande del Mundo Maya. Era aquí que los mayas jugaban un vertiginoso juego de pelota en el que los equipos de guerreros tenían que pasar una pelota de goma a través de un aro de piedra en lo alto de la pared de la cancha usando sus codos, muñecas y caderas, sin patearla ni usar las manos. Los sacerdotes y nobles presenciarían el juego desde la plataforma en el Templo Sur.
El juego de pelota tenía tintes religiosos y mitológicos y estaba vinculado con la eterna batalla entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, la muerte y el renacimiento. Los paneles tallados en las paredes de la cancha muestran a guerreros, jugadores de pelota completamente ataviados y la decapitación ritual de uno de los capitanes de equipo.
La acústica en el juego de pelota es increíble – literalmente puede pararse en un extremo y aplaudir y ser escuchado por alguien parado en el otro extremo, a 146 metros de distancia.
El Templo de los Jaguares
El jaguar o balam era un animal sagrado para los mayas; era el portador del sol en su viaje nocturno a través del Inframundo y estaba asociado con la guerra debido a su ferocidad y fortaleza. No sorprende que el jaguar fuera venerado en la belicosa ciudad de los itzáes y que incluso tenga un templo en su honor.
En los frisos de los templos superior e inferior aparecen jaguares, guerreros mayas y toltecas, serpientes emplumadas y hasta una escena de batalla. El templo inferior también tiene un trono de jaguar.
Tzompantli
Esta plataforma en la Gran Plaza era donde se exhibían las cabezas de las víctimas o cautivos sacrificados. Los grabados en la pared tienen un tema militar y muestra cráneos, guerreros, serpientes y águilas devorando corazones.
Templo de los Guerreros
Construido sobre un antiguo templo llamado Chac Mool, el enorme Templo de los Guerreros es famoso por sus columnas cubiertas de grabados de guerreros y sacerdotes; paneles mostrando a Kukulcán surgiendo de las fauces de una serpiente, jaguares y águilas devorando corazones, un mural que muestra un ataque a un pueblo costero por guerreros navegando en canoas, figuras de Atlantes, portadores de estandartes, y una estatua de Chac Mool en el nivel superior rodeado por pilares con grabados de serpientes emplumadas y que alguna vez soportaban el techo del templo. La arquitectura es una mezcla de elementos mayas y del centro de México.
La Plaza de las Mil Columnas
Las columnatas al frente y al sur del Templo de los Guerreros originalmente estaban cubiertas con un techo de madera y pudo haber tenido salones que se usaban para ceremonias o para reuniones en las que los nobles discutían la política de la ciudad. La columnata que se extiende desde el frente del Templo de los Guerreros hacia el noroeste consiste en 221 pilares, cada uno tallado con una figura única de un guerrero, sacerdote, noble o cautivo. El patio formado por estos pasillos albergaba juegos de pelota, templos, baños de vapor y el Mercado, también se piensa que fue el sitio del Popol Nah o cámara del consejo.
El Cenote Sagrado
A una corta caminata desde la Gran Plaza a lo largo de un sacbé se encuentra el Cenote Sagrado, un profundo pozo que alguna vez fue el lugar de ceremonias de sacrificios para venerar a Chaac, el dios de la lluvia. Los mayas creían que los cenotes y cuevas eran las entradas al Inframundo, la morada de los dioses y, por siguiente, lugares sagrados.
Este cenote ha sido dragado varias veces y se han recuperado ofrendas de figurillas de oro, turquesa, jade, caucho, cerámica, así como copal, junto con los huesos de las víctimas de los sacrificios.
El Osario
También conocido como La Tumba del Alto Sacerdote, en referencia a la sepultura encontrada en una cueva bajo la pirámide, el Osario se construyó en algún tiempo durante el Siglo IX. Los grabados en la pared muestran serpientes, pájaros y la cara de Itzamná, el dios principal en el panteón maya, cacao, frutas, máscaras de Chaac e imágenes de Kukulcán.
Rumbo al Observatorio se puede ver la Casa del Venado y el Chichanchob o Casa Coloreada, dos de los edificios más antiguos del sitio. Los arqueólogos actualmente están estudiando las inscripciones jeroglíficas encontradas en la Casa Coloreada.
Antiguo Observatorio
El Caracol, también conocido como el Observatorio, es una torre redonda sobre una plataforma cuadrada que fue utilizada por los antiguos sacerdotes y astrónomos mayas para estudiar los cielos. Tiene una plataforma de observación y espejos de agua para reflejar la luz de las estrellas, y fue alineado para captar las puestas de sol y la luna en ambos equinoccios y para marcar el curso de Venus. Las torres redondas son raras en el Mundo Maya y son una innovación del centro de México. Los arqueólogos descubrieron que el observatorio tuvo por lo menos seis etapas de construcción.
Chichén Maya
El grupo de edificios ubicados al sur del Observatorio fue construido durante el período entre 600 y 900 d.C. en el estilo arquitectónico Puuc, típico del sur de Yucatán y caracterizado por elaborados frisos que muestran mascarones con la nariz curva de Chaac, el dios de la lluvia. El edificio más grande es Las Monjas, que tiene siete etapas de construcción y fue llamado “El Convento” por Diego de Landa debido a su semejanza con los conventos de España. El Anexo Este y La Iglesia son edificios más pequeños con magníficos frisos superiores.
Senderos conducen desde esta área a Chichén Viejo, donde existen agrupaciones de templos más antiguos entre la selva. Los arqueólogos continúan trabajando en esta área.
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