La elaboración de vinos mexicanos data del Siglo XVI, pero es en los últimos 40 años cuando realmente ha irrumpido en el escenario mundial. Empresas familiares de larga historia en Baja California, Coahuila y el centro de México comparten espacio con bodegas boutiques independientes que experimentan con nuevas y atrevidas mezclas de uvas y lo último en tecnología para mejorar la calidad y extraer las notas y sabores inspirados en el terruño. La creatividad de algunos de estos productores de vino ha obtenido en años recientes más de 2,000 premios en festivales internacionales en Bélgica, Francia, Italia y Argentina.
Algo de historia del vino mexicano
Las culturas prehispánicas del país conocían la fermentación y en la antigüedad producían pulque del agave. Sin embargo, los conquistadores españoles introdujeron las primeras vides al país en 1521 después de la caída de la capital azteca de Tenochtitlán. En 1524, Hernán Cortés, como Gobernador de la nueva colonia, ordenó a todos los colonos a cultivar vides, incluyendo los monasterios, que contaban con sus propios viñedos para producir vino para la comunión. Desde ese momento, México, la tierra de los aztecas y los mayas, del cacao, el pulque y el balché, también se convirtió en la tierra del vino. Poco después, el gobernante español Carlos V ordenó que todos los barcos con destino a México llevaran vides y árboles de olivo. A medida que la población colonial se multiplicaba, la demanda de vino comenzó a crecer y se emitió otro decreto ordenando a todos los hacendados o propietarios de tierras plantar 1,000 pies de vides por cada 100 indígenas que trabajaran en sus propiedades.
En 1597, Casa Madero, la bodega familiar más antigua de México y América, se fundó en el Valle de Parras, Coahuila. También empezaron a aparecer viñedos en Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí, el corazón español. Y los misioneros jesuitas llevaron vides consigo mientras viajaban para fundar nuevas misiones en los desiertos y sierras en el norte de México. En 1683, Fray Junípero Sierra plantó las primeras vides en Baja California.
La industria vitivinícola del país tuvo tanto éxito que comenzó a competir con la producción de España y en 1697, el Rey Felipe II prohibió el cultivo de la uva en México y así como toda la producción de vino y brandy, con excepción de Casa Madero y los monasterios.
No fue sino hasta inicios del Siglo XIX que las fortunas de los vinos mexicanos comenzaron a elevarse de nuevo. Los pioneros de la industria del vino de California convencieron al gobierno mexicano a explotar el potencial vitivinícola de Baja California y por primera vez se sembraron en el país varias variedades de uvas francesas. Bodegas de Santo Tomás, fundada en 1888 cerca de Ensenada, encabezó este movimiento.
En 1893, la propiedad de Casa Madero en Coahuila fue comprada de una compañía francesa por Don Evaristo Madero, quien también sembró uvas francesas y utilizó las técnicas de elaboración de vino “modernas” de la época mientras ampliaba sus viñedos.
A finales del Siglo XIX, los vinos europeos fueron arrasadas por la plaga phylloxera. Se descubrió que las vides de México y California eran inmunes a la plaga y la técnica de injertar vides europeas en porta injertos americanos salvó los viñedos en Francia e Italia.
En 1926, el inmigrante italiano Angelo Cetto se estableció en Baja California y fundó el viñedo llamado Bodegas Cetto. En 1979, L.A. Cetto se convirtió en la primera vitivinícola mexicana en producir varietales o vinos elaborados a partir de una única variedad de uva y su nueva colección llegó al mercado en 1983.
En 2000, comenzó un renacimiento de la industria vitivinícola mexicana con Monte Xanic en Baja California. La zona se abrió a los productores de vinos franceses, españoles e italianos quienes se unieron a los viñedos locales estimulando la producción, experimentando con nuevas variedades de uvas, mezclas y el surgimiento de nuevos vinos. Hoy, aproximadamente el 85 por ciento de todo el vino tinto mexicano se produce en Baja California y existen más de 150 bodegas en el Valle de Guadalupe, San Antonio de las Minas, Ojos Negros, Valle de la Grulla, San Vicente y Valle de Santo Tomás, todos beneficiados de un clima mediterráneo, el suelo rico en minerales y la influencia del mar.
Otras regiones importantes son el Valle de Parras en Coahuila, donde el clima árido, la mayor altitud y las noches frescas y brumosas son factores, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo y Guanajuato en el centro de México. El país cuenta con algunos de los viñedos más elevados del mundo, en altitudes de 2,000 a 2,500 metros en Querétaro y Zacatecas.
Algunos vinos mexicanos a probar
Aquí está una selección de vinos mexicanos a probar, muchos están en la galardonada lista de vinos en El Faro Grill en Grand Residences.
Rosé espumoso
Nicole Extra Brut Cava Quintanilla
Región: Villa Arista, San Luis Potosí, México
Variedades de uvas: Chardonnay 40%, Pinot Noir 40%, Nebbiolo 20%
Este vino espumoso es de color rosa brillante con reflejos salmón y burbujas duraderas. Presenta un bouquet afrutado con el aroma de fruta fresca, fresas, cerezas, frambuesas y durazno. Tiene un sabor vibrante y fresco y es suave en el paladar con notas de frutos rojos y frutas tropicales. La acidez está bien equilibrada y tiene un final delicioso.
Este vino es el acompañante perfecto para risottos, ostiones, postres cremosos y puede servirse como aperitivo.
Vinos blancos
Casa Grande Gran Reserva, Casa Madero
100% Chardonnay, Valla de Parras, Coahuila, México
Añejado por seis meses en barricas de roble, este chardonnay de la bodega Casa Madero es de color paja con tintes dorados. Con un aroma a albaricoque, durazno, mantequilla derretida, vainilla y una nota de pan tostado. En la boca se perciben sabores de frutos maduros, almendras, brioche y pan tostado, y tiene un final agradable y con una acidez bien equilibrada.
Se sirve con pescado y aves, pastas en salsas cremosas, platillos clásicos de cerdo: cochinita pibil y tacos al pastor y los tradicionales chiles en nogada.
Henry Lurton Sauvignon Blanc
Valle de Guadalupe, Baja California
Este Sauvignon blanc es fermentado y añejado por tres años a bajas temperaturas en barriles de acero. Con su color amarillo pálido, tiene un aroma sutil y notas de toronja y jazmín; sus tintes de minerales y grosella negra le dan una capa extra de riqueza. En la boca se siente fresco y bien equilibrado con un gusto persistente lleno de sabor.
Pruebe este vino con todo tipo de mariscos, se acompaña bien con ceviche, tiraditos, ostiones frescos y ensaladas verdes.
Vinos tintos
Madera 5 Nebbiolo
Valle de San Vicente, Baja California
100% Nebbiolo
Este elegante vino tinto de los viñedos de Madera 5 está lleno de los sabores afrutados de uvas Nebbiolo. Es almacenado en barricas de madera durante un año dándole un color rojo intenso. Limpio, fresco y bien equilibrado, perdura en el paladar y tiene notas de fruta negra madura, flores, especias y cacao.
Este vino es ideal para acompañar pavo horneado y salsa de arándanos, roast beef o pierna de cerdo horneada.
Casa Madero Gran Reserva Shiraz
Valle de Parras, Coahuila
100% Shiraz
Color carmín intenso con destellos de rubí y tejas.
Elegante y complejo con notas frescas de frutos rojos y negros, higos, arándanos, fresas, ciruelas, flores, vainilla y especias. También se perciben unas notas de romero, eucalipto, caramelo, Jamaica y rosas rojas.
Este Shiraz es sedoso, de buen cuerpo con sabores elegantes y frescos, con notas de ciruelas, buganvilias, Jamaica, rosa, cuero, roble, cacao y nueces.
Concierto Enológico, Forza
Valle de Guadalupe, Baja California
Variedades de uvas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Barbera
Almacenado por 12 meses en barricas de acero inoxidable
De color cereza a rojo violeta profundo, este es un vino complejo y bien equilibrado. El bouquet está lleno de los aromas de frambuesas, fresas, grosellas negras, cerezas e higos, con una nota de regaliz y chocolate amargo, canela, e, incluso, un toque de tabaco, dando paso a frutos secos, dátiles y almendras. Los ricos sabores de los frutos rojos maduros persisten en el paladar para un final elegante que evoca compotas y mermeladas de frutos rojos y dátiles.
Este vino mexicano es el acompañamiento perfecto para el fettuccine de setas silvestres o para cortes de carne a la parrilla y mole poblano.
Jardín Secreto, Adobe Guadalupe, 2018
100% Tempranillo, Valle de Guadalupe, México
De color rojo rubí intenso, este vino de gran cuerpo es añejado durante 10 meses en barricas de roble francés. Tiene notas de frutos rojos, cerezas, manzanas rojas, caramelos y vainilla. Suave y aterciopelado en el paladar, tiene taninos suaves, de acidez fresca y larga permanencia en el gusto.
Se sirve con pasta, filetes y tablas de quesos.
Megacero, Bodega Encinillas
Valle de Encinillas, Chihuahua
Variedades de uvas: Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah
Este vino es almacenado durante 16 meses en barricas de roble francés.
De color rojo cereza intenso, este vino atrevido tienen notas de cerezas negras y frambuesas maduras, flores, especias, tabaco, cuero y café. Tiene mucho cuerpo y suavidad aterciopelada con taninos maduros suaves y un toque de vainilla y caramelo.
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